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Branyas no ha sufrido cáncer ni patologías cardiovasculares. Sabe que vive una realidad cada día más insólita.
“Estudiamos el genoma, los microbios, las proteínas y su metabolismo para encontrar alguna pista que explique una supervivencia tan elevada; qué mutación genética tiene”, concretan los investigadores.
Aún sin resultados definitivos, los científicos ya tienen algunos datos: las células de Branyas son unos 10 años más jóvenes que su edad cronológica.
Un repaso al árbol genealógico familiar de Branyas revela que la cantidad de octogenarias y nonagenarios es superior a la media.
La mirada reflexiva y agradecida de Branyas encaja a la perfección con el perfil psicológico de los supercentenarios, afirma su terapeuta.







