Un equipo de investigadores de la Universidad de Columbia y Yale descubrió que los bebés sí forman recuerdos desde el primer año de vida, lo que sugiere que la imposibilidad de recordar nuestros primeros años se debe a problemas para acceder a esas memorias, no a una incapacidad para crearlas, como se suponía hasta ahora.
El estudio, publicado en la revista científica Science, utilizó imágenes de resonancia magnética funcional para observar la actividad cerebral en 26 niños con edades entre 4 meses y 2 años mientras realizaban tareas relacionadas con la memoria.
"Una posibilidad realmente interesante es que los recuerdos todavía están ahí en la edad adulta. Es solo que no podemos acceder a ellos", explica Tristan Yates, neurocientífica de la Universidad de Columbia y coautora del estudio.
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Durante décadas, los científicos han intentado entender por qué los adultos no pueden recordar eventos de sus primeros meses o años de vida, fenómeno conocido como "amnesia infantil". La interrogante central era si esto se debía a un hipocampo insuficientemente desarrollado o a mecanismos relacionados con la recuperación de la información.
En el experimento, los investigadores midieron la actividad del hipocampo mientras los niños veían imágenes nuevas de rostros, objetos o escenas durante 2 segundos, y cuando se les mostraba la misma imagen aproximadamente un minuto después.
Los resultados indicaron que cuanto mayor era la actividad del hipocampo al ver una imagen nueva, más tiempo miraban esa misma imagen cuando se les mostraba nuevamente. Dado que los bebés tienden a pasar más tiempo observando cosas familiares, este comportamiento sugiere que estaban recordando lo que habían visto.
La investigación reveló que la actividad de reconocimiento más intensa ocurre en la parte posterior del hipocampo, la zona más asociada con la recuperación de recuerdos en adultos.
"Aunque observamos esto en todos los bebés de nuestro estudio, la señal era más fuerte en aquellos mayores de 12 meses, lo que sugiere una trayectoria de desarrollo para la capacidad del hipocampo de codificar recuerdos individuales", añade en el artículo Tristan Yates.
Este hallazgo contradice teorías previas que sugerían que los bebés no podían formar recuerdos debido a un hipocampo inmaduro. En cambio, apunta a que los recuerdos tempranos podrían permanecer almacenados en nuestro cerebro, pero resultan inaccesibles en la edad adulta por razones que aún no se comprenden completamente.
Los científicos planean ahora investigar si estas memorias tempranas podrían recuperarse bajo ciertas condiciones o si simplemente permanecen inaccesibles para siempre, abriendo nuevas perspectivas sobre la naturaleza de la memoria humana.
La investigación también plantea interrogantes sobre cómo las experiencias durante la primera infancia pueden moldear nuestra personalidad y comportamiento incluso cuando no podemos recordarlas conscientemente, un campo que podría transformar nuestra comprensión del desarrollo infantil temprano.