Las últimas cenas más extrañas de los condenados a muerte
La solicitud más popular es una hamburguesa con queso y papas fritas. La carne, el pollo frito y los helados también son comunes
La pena de muerte aún es legal en muchos países del mundo. En Estados Unidos, algunas ciudades que tienen vigente la pena de muerte, los condenados tienen derecho a pedir una última cena que está delimitada por un presupuesto establecido.
Por cuestiones legales, los prisioneros no pueden beber alcohol, pero tratan de cumplir todas las peticiones que realizan.
Los presos usualmente pueden presentar la solicitud un par de días antes de su fecha de ejecución y cuando la comida lista, es llevada a su celda, unas horas antes de la muerte.
Según las reglas, la última cena de un condenado no debe sobrepasar los 40 dólares, no pueden pedir comidas extranjeras y deben ser locales.
Algunos condenados se concentran más en la última visita que reciben, que por lo general es de un guía espiritual y de sus familiares.
Las cámaras de la muerte, en donde se les coloca la inyección letal, no están en el mismo pabellón, por lo que son trasladados un día antes al lugar.
Aunque la mayoría disfruta de su última cena y solicita alimentos que nunca probó en sus largos años en el corredor, otros la rechazan y prefieren no comer nada.
Es por eso que traemos algunas de las cenas más extrañas solicitadas por criminales como Odell Barnes Jr., Victor Feguer, Allen Lee Davis, James Hudson, Ronnie Lee Gardner, Lewis Gilbert, Timothy Mcveigh o Louis Jones Jr, criminales condenados a la pena capital.