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Pero por las noches, hay dos elementos a los que deberíamos de temer aún más y no, no son los fantasmas o los monstruos de nuestras pesadillas, sino los ácaros y sus heces, ya que viven en nuestras almohadas y colchones.
Los ácaros del polvo doméstico son arácnidos microscópicos que se pueden encontrar en hogares de todo el mundo. Su ciclo de vida promedio es de 65 a 100 días y durante ese tiempo pueden desencadenar alergias e impactar su bienestar.
De hecho, los alérgenos de los ácaros del polvo son los inductores más importantes de enfermedades alérgicas en todo el mundo, y la exposición extensa en la primera infancia a estos alérgenos de interiores, se ha asociado principalmente con el asma.
Estos animalitos microscópicos del polvo se alimentan principalmente de la caspa o de las células muertas de la piel que desprenden los seres humanos y los animales. En promedio, los humanos pierden dos gramos de piel por día, e incluso más por la noche, donde la fricción de la ropa de cama hace que las células muertas se desprendan.
También pueden obtener los nutrientes que necesitan de otros desechos domésticos, como comida para peces, hongos y migas de alimentos.
Estos seres prosperan en condiciones cálidas, húmedas y oscuras, particularmente donde los niveles de humedad están alrededor del 70 por ciento y las temperaturas se elevan por encima de los 25 grados centígrados. Eso significa que las áreas donde sudamos, respiramos y compartimos nuestro calor corporal son hogares perfectos para los ácaros. Los sofás, colchones, camas para mascotas y otros muebles blandos que puedan acumular polvo y células muertas son un terreno fértil para los ácaros, especialmente en su época de reproducción.
Muchos de nosotros podemos estar familiarizados con la secreción nasal, los ojos llorosos y la picazón en la garganta después de mover ropa vieja y polvorienta, lo que forma una reacción leve a los alérgenos de los ácaros del polvo. Pero el impacto puede ser más grave en determinadas personas.
Las pruebas positivas para las alergias a los ácaros del polvo son extremadamente comunes entre las personas con asma, tipos de dermatitis e infecciones frecuentes de los senos nasales. Los estudios también sugieren que la exposición a altos niveles de ácaros del polvo, especialmente en los primeros años de vida, aumenta el riesgo de desarrollar una alergia a los ácaros y también asma.
Mantén a los ácaros del polvo hambrientos: reducir la cantidad de desechos de células de la piel en su hogar minimiza la fuente principal de alimento de los ácaros, evitando que se reproduzcan exponencialmente.
Aspira con frecuencia tu colchón por ambos lados y las áreas más cálidas de tu hogar como sillones o camas para mascotas.
Controla los niveles de humedad: los ácaros del polvo se hidratan absorbiendo agua del aire, por lo que mantener los niveles de humedad relativa por debajo del 45 por ciento a temperatura ambiente matará a la mayoría de ellos. Ventila la ropa de cama y las mantas con frecuencia.
En la medida de lo posible usa un purificador de aire para eliminar las partículas y ácaros que están en el aire. Hay varias opciones como el Dyson Purifier Cool Formaldehyde que incluso atrapa virus como el de la influenza H1N1 y el del COVID-19.
Un consejo extra: no olvides que los ácaros del polvo son microscópicos. Si puedes ver polvo en tu hogar, ¡es posible que los ácaros ya están prosperando!