LO REVELA UN ESTUDIO
¡Que no te de pena! Echar chisme es bueno, lo dice la ciencia
Algunas teorías sugieren que los chismes pueden unir a grandes grupos de personas y fomentar la cooperación
Foto: (Unsplash)
Juntarse entre amigas y amigos alrededor de una mesa para hablar de los ausentes puede parecer de mal gusto. Sin embargo, la ciencia está de su lado.
A pesar de su mala reputación, los chismosos no son tan malos, e incluso son benéficos para fortalecer los círculos sociales, concluyó una investigación realizada por especialistas de las universidades de Maryland y Stanford.
Su estudio reveló que los chismes son buenos para difundir información sobre la reputación de las personas, lo que puede ayudar a los destinatarios de estos consejos a conectarse con personas cooperativas y, por lo tanto, resolver.
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“Cuando las personas están interesadas en saber si alguien es una buena persona con quien interactuar, si pueden obtener información a través de chismes, suponiendo que la información sea honesta, eso puede ser algo muy útil", dijo la coautora del estudio Dana Nau, profesora jubilada del Departamento de Ciencias de la Computación y del Instituto de Investigación de Sistemas de la Universidad de Maryland.
El estudio fue publicado esta semana en la prestigiosa revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’, en la que detalla cómo los investigadores utilizaron una simulación por computadora para ayudar a resolver un misterio clásico de la psicología social: ¿Cómo evolucionó el chisme hasta convertirse en una actividad tan popular que trasciende al género, edad, cultura y origen socioeconómico?
"Un estudio anterior muestra que, en promedio, una persona pasa una hora al día hablando de los demás, por lo que esto quita mucho tiempo de nuestra vida diaria, por eso es importante estudiarlo”, dijo el primer autor del estudio, Xinyue Pan.
Algunas teorías sugieren que los chismes pueden unir a grandes grupos de personas y fomentar la cooperación, pero no estaba claro qué ganarían los chismosos individuales con estas interacciones.
"Esto ha sido un verdadero enigma", dijo la coautora del estudio Michele Gelfand, profesora de la Escuela de Negocios de Stanford y profesora emérita del Departamento de Psicología de Maryland. "No está claro por qué los chismes, que requieren mucho tiempo y energía, evolucionaron como una estrategia de adaptación, pero lo son”.