El Chupacabras y la primera vez que horrorizó a granjeros en México

Cuenta la leyenda que en la década de los noventa, una aterradora criatura de un metro de altura, similar a un reptil, con piel escamosa y espinas afiladas a lo largo de la espalda, se dedicó a atacar a diferentes animales en zonas ganaderas o rurales.

"El Chupacabras" fue visto presuntamente por primera vez en Puerto Rico, en el pueblo de Moca. Razón por la cual su primer nombre fue “El Vampiro de Moca”. 

El macabro ente era conocido por asesinar animales de granja y domésticos, drenándoles la sangre con ayuda de sus agudos colmillos.

La primera vez que se vio en aquel país, una mujer declaró haber visto un alienígena pasando por su ventana y emitiendo extraños ruidos. Días después aparecieron muertas las vacas del vecindario, con dos misteriosas perforaciones en el cuello.  

Después de que comenzaron a correr las noticias de varias matanzas de ganado, ocasionadas por un vampiro, otros países también empezaron a reportar casos similares. 

En México, el primer avistamiento supuestamente ocurrió una noche en plena década de los noventa, cuando un granjero comenzó a escuchar ruidos afuera de su granja. Sus cabras y ovejas estaban vueltas locas, por lo que rápidamente tomó su escopeta y salió a averiguar lo que sucedía. 

El hombre pisaba con sigilo, su respiración comenzó a agitarse. En eso, escuchó el aullido de unos coyotes, por lo que pensó que estos estaban atacando a sus animales.

Asustado, corrió para llegar a la escena, pero al llegar, se quedó sorprendido al ver gran parte de su ganado sin vida. 

El granjero rodeó el terreno para encontrar al responsable, pero no encontró nada. Hasta que dirigió su mirada a un monte, ahí logró ver entre los arbustos unos grandes ojos color rojo que lo miraban fijamente... era él: El Chupacabras.

Sin pensarlo, comenzó a disparar pero las balas parecían no causarle ningún daño, sin embargo sí consiguió que la criatura huyera.

A la mañana siguiente solo se pudo ver un camino de sangre que se dirigía al monte, mientras que del monstruo no se supo más.  

Los casos de animales de granja que aparecían muertos iban en aumento a tal grado que la policía mexicana empezó a organizarse para proteger a la población y hacían rondines durante las madrugadas. Pero nunca lograron ver nada. 

Finalmente, el fenómeno se convirtió en el objeto de la crítica social y aunque varios dejaron de creer, el pánico del Chupacabras se quedó por varios años.