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Los hechos ocurrieron entre marzo de 2020 y febrero de 2023. La madre afirmó no saber que estaba embarazada y que actuó así por miedo al padre del bebé. También atribuyó su comportamiento a problemas de salud mental y a las restricciones del confinamiento por la pandemia de Covid-19.
Sin embargo, estas explicaciones no convencieron al juez Steven Everett, quien calificó el caso como “uno de los peores” que había visto en sus 46 años de carrera.
La bebé, que estaba a punto de cumplir tres años, vivía en condiciones deplorables. Era alimentada únicamente con cereal mezclado con leche administrado por una jeringa, estaba gravemente desnutrida y presentaba deformidades, erupciones cutáneas y paladar hendido, entre otros problemas médicos. Finalmente, la menor fue colocada en una casa hogar del estado.