Estos días he tenido la oportunidad de estar en la región de Nazca, en Perú, donde encontramos uno de los mayores misterios del mundo: las Líneas de Nazca. Pude sobrevolar el majestuoso desierto de las pampas de la Jumana y observar los famosos geoglifos que elaboró la cultura Nazca en torno al siglo VI después de Cristo. 

Aunque muchos piensan que solo son observables desde el cielo, también pueden verse, aunque no en su totalidad, desde los cerros que colindan el desierto. 

Así fue como los contempló, de hecho, el cronista Pedro Cieza de León, quien en el siglo XVI habló de “señales en el desierto de Nazca”. Tendríamos que esperar a los años veinte del pasado siglo para que este enigma se popularizara a nivel mundial gracias a las investigaciones del arqueólogo Toribio Mejía Xesspe, quien expuso que muy posiblemente se trataban de caminos sagrados.

Hay estudiosos que han apuntado a que las Líneas de Nazca servirían como escolta de los peregrinos que viajaban hacia el centro ceremonial más importante de la cultura Nazca: la pirámide escalonada de Cahuachi. Sin embargo, una de las teorías más aceptadas es la que apoyan los expertos que aseguran que los geoglifos son un gran calendario astronómico. 

Paul Kosok puso el tema sobre la mesa, pero quien realmente desarrolló la cuestión fue la inolvidable arqueóloga alemana María Reiche, quien consagró su vida al estudio de las Líneas de Nazca. A ella le debemos que la UNESCO las declarara Patrimonio de la Humanidad, y también que descubriera que muchas de las figuras están orientadas hacia las posiciones del sol durante los solsticios y a constelaciones de estrellas como la osa mayo. 

Para María Reiche, los geoglifos les ayudaban a controlar su calendario agrícola, a saber cuándo tenían que sembrar o cosechar y esto era vital para su supervivencia, porque estamos en una de las regiones más áridas y con menos precipitaciones del mundo. 

Tanto es así que también hay quien piensa que las Líneas de Nazca marcan los puntos donde se encuentran las aguas subterráneas, o que son plataformas de recolección de agua, o incluso que son rituales para invocar la lluvia. Esta última teoría la argumentan asegurando que muchos animales que aparecen representados en los geoglifos no pertenecen al desierto, si no a zonas húmedas; por lo tanto los Nazca estarían intentando que en las regiones altas lloviera para que pudiera descender el caudal hasta su río más cercano. Lo más impactante de estas figuras, según los científicos, es la precisión matemática con la que fueron hechas. 

Los Nazca realizaban auténticas obras de arte en materia textil, por eso, y porque se han encontrado restos de estacas de madera junto a algunos geoglifos, se estima que, muy posiblemente, usaron cordeles de algodón para conseguir que las figuras sean tan perfectas. Lo que hacían era barrer capas de piedras de color ocre y rojizo del desierto, y dejar expuesta una capa de tierra más clara, lo que da el contraste y forma la figura. 

Las líneas de Nazca han llegado hasta nuestros días gracias al clima del desierto. Tanto ellas como su misterio continúan intactos a la fecha. En la actualidad, especialistas de distintos países, por ejemplo, la Universidad Yamagata de Japón, han documentado al menos un centenar de figuras que todavía no habían sido dadas a conocer. 

Estamos hablando de más de ochocientos metros cuadrados de desierto donde hay casi mil geoglifos, algunos de más de trescientos metros, que impactan al mundo y que suponen un misterio para la ciencia actual. Hay monos, arañas, pelícanos, garzas, colibríes, cactáceas, árboles, flores, figuras geométricas como espirales… Todo un espectáculo que sobrecoge desde el aire.

Lineas de Nazca: Una pista de aterrizaje extraterrestre

Seamos honestos, quien realmente convirtió las Líneas de Nazca en un tema viral cuando todavía no existía ese concepto actual de viralidad fue, sin duda, el escritor suizo Erich Von Daniken. 

A finales de los sesentas, él escribió obras como Recuerdos del Futuro o Los Carros de los Dioses, donde exponía la teoría de los antiguos astronautas. La astroarqueología, disciplina que Von Daniken abandera, es aquella que trata de buscar en la historia y en la arqueología pruebas de contacto extraterrestre en el pasado. 

Cuando Von Daniken tuvo noticia de la existencia de las Líneas de Nazca, se acercó a este misterio y aseguró en sus libros que algunas de las figuras, especialmente las líneas rectas, eran pistas de aterrizaje ovni para extraterrestres que habrían aterrizado en la pampa peruana en tiempos de la cultura Nazca, hacia el siglo primero después de Cristo. 

(Fotos: Yohanan Vargas)

También aseguró que muchos de los geoglifos los hicieron los ancestros peruanos cuando los dioses extraterrestres se marcharon, con el objetivo de llamarles la atención y que estos regresaran. Incluso se atrevió a asegurar que uno de los grabados, el llamado “hombre búho” o “astronauta”, es una imagen inmortalizada por los Nazca en el desierto para representar físicamente a esos seres que les habían visitado. 

Sin duda, una teoría arriesgada, una teoría a la que se le han atribuido muchos errores, pero que sirvió para que el mundo entero supiera de este enigma. 

A la fecha, todavía hay muchas personas que aseguran que el misterio de Nazca está unido al misterio de los ovnis, y como no existe una respuesta definitiva, todas las hipótesis son bienvenidas.