Lo encarcelaron
La trágica historia de Artabán, el cuarto Rey Mago que casi nadie conoce
Una serie de tropiezos lo hicieron sentir que había fallado en su misión, sin embargo, antes de morir recibió un mensaje divino
(Foto: Archivo El Gráfico)
Las primeras horas de cada 6 de enero resultan ser las más fascinantes para todo niño y es que cuando el reloj marca las 12, todos deben estar dormidos, pues en cualquier momento podrían recibir la visita de Los Reyes Magos, quienes llenarán de regalos cada rincón de los hogares.
La tradición católica dicta que Melchor, Gaspar y Baltazar son los encargados de llevar magia e ilusión a los más pequeños y así ha sido por un sin fin de generaciones, pero ¿qué pasaría si te decimos que existe una leyenda en la que se menciona a un Cuarto Rey Mago? Pues sí y se llama Artabán, sin embargo él nunca pudo conocer al Niño Jesús. Aquí te contamos por qué.
Según la leyenda, Artabán era un hombre con abundante barba y con ojos profundos; poseía el don de enterarse de algunos hechos que podrían pasar desapercibidos y aunque pudo advertir la llegada de un ser de luz que traería consigo el perdón de los pecados, no pudo presagiar le sucedería posteriormente.
Artabán, junto con los ya conocidos Melchor, Gaspar y Baltazar, planearon emprender un viaje para conocer al Mesías, además cada uno le llevaría un regalo para darle la bienvenida.
Melchor, quien se cree que proviene de Europa, fue el encargado de llevar oro al Niño Jesús con la finalidad de reconocerlo como “Rey de Reyes”.
Gaspar, quien es originario de Asia, le correspondió llevar incienso y es que su peculiar aroma se le ofrecería como símbolo de la divinidad y serviría para reconocer a Jesús como Dios.
El originario de Babilonia, Baltasar, estuvo a cargo de llevar mirra para representar la mortalidad como Hombre. Es de mencionar que la mirra era un material que se utilizaba para embalsamar muertos, por lo que algunas teorías señalan que fue dicho regalo lo que le trajo penurias a Jesús a lo largo de su vida.
Es el turno de Artabán, quien se dice provenía de un antiguo imperio de Persia, lo que hoy conocemos como Irán. Él no escatimó en darle la bienvenida al Niño Jesús, su plan era llevarle una gran cantidad de piedras preciosas, entre ellas habían rubíes, jade y diamantes.
Una vez con los regalos en mano, los cuatro Reyes Magos fijaron un punto de encuentro para dirigirse a Belén, sin embargo en el camino, Artabán encontró un hombre muy anciano, enfermo, cansado y sin dinero. Ante dicha escena, el Cuarto Rey Mago no se quedó de brazos cruzados y le ofreció ayuda.
Tras un buen rato auxiliando al adulto mayor, Artabán no alcanzó a sus compañeros, por lo que tuvo que avanzar a Belén él solo, pero para su sorpresa, Jesús ya había nacido cuando llegó y no pudo verlo.
Aquella no fue la única mala noticia que recibió el también alquimista, pues supo que sus padres habían huido rumbo a Egipto, por una matanza de infantes que había ordenado Herodes, rey de Judea.
Cegado por la desesperación, Artabán acudió al sitio y avanzó hasta toparse con el ejército romano, a quienes intentó detener, sin embargo sus esfuerzos sirvieron de poco, pues fue detenido y condenado a 30 años de prisión en el Imperio Romano.
Y como no hay plazo que no se cumpla, ni fecha que no llegue, pasó el tiempo y el Cuarto Rey Mago cumplió su condena, se dice que pasó un par de años ayudando a todo aquel que lo necesitaba, sin importarle que las piedras preciosas que eran para Jesús, cada vez eran menos.
Pasaron 33 años del nacimiento de aquel niño y Arbatán por fin logró llegar al Monte Gólgota, lugar donde crucificarían a Jesús, quien decía ser el Mesías enviado por Dios para salvar al mundo.
Entre todo el escándalo y tumulto del momento, Artabán pudo ver a una mujer que estaba a punto de ser vendida como esclava, pero la benevolencia del hombre no iba a permitir dicha atrocidad, por lo que no dudó en entregar el último rubí que le quedaba, a cambio de la libertad de la mujer.
Cansado, triste y sin haber conocido a Jesús, Artabán se recargó en una casa, acción que le pondría punto final a todas sus desgracias, pues en ese momento le cayó una roca en la cabeza, dejándolo en agonía.
Arrastrándose con sus últimas fuerzas, el Rey Mago pidió disculpas por no cumplir con la misión de adorar al Mesías, pero antes de morir, se escuchó una voz que le dijo las siguientes palabras:
“Todo lo que hiciste por los demás lo has hecho por mí, pero hoy estarás conmigo en el reino de los cielos”. Al escuchar lo anterior, Artabán se sumergió en un sueño eterno.
Cuenta la leyenda que dichas palabras fueron exclamadas por Dios para ayudar a Artabán a encontrar la paz a sabiendas que sus actos honraron al Creador.