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La autoridad forense tendrá un laboratorio para identificar restos óseos de desaparecidos en un país con más de 111 mil víctimas de este delito, a lo largo de seis décadas de conflicto interno. Una cifra mayor que la combinada tras las dictaduras de Argentina, Brasil y Chile durante el siglo XX.
En más de un siglo, el Castillo de Marroquín funcionó como cabaret y hospital psiquiátrico hasta ser adquirido por Juan Camilo Zapata, del cártel de Bogotá. El integrante de esa discreta organización del tráfico de cocaína fue asesinado en 1993 y ahora se organizaban matrimonios y conciertos allí.
Tras la instrucción de Petro, el castillo será entregado a la estatal Universidad Pedagógica. “Debería ser una política de Estado que todos los bienes extintos por vía del narcotráfico que han generado tantas afectaciones a los derechos humanos de este país pasen en un acto de reparación a las entidades públicas y a las comunidades que han sido afectadas”, dijo el rector, Helberth Choachí.
Además del castillo, en el habrá un museo, la Universidad recibirá 33 de las 70 hectáreas del bosque aledaño para realizar actividades.