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El joven, que vivía en la ciudad de Worcester, ingirió, a través de una transmisión en vivo en Facebook, unos totopos de una marca que advierte que su contenido es “un chip de tortilla negro mortal”. El envoltorio del producto muestra un féretro con una calavera en llamas.
Dichos totopos llevan chiles del tipo Carolina Reaper, que están en la escala más alta de los picantes.
Además, el joven sufría patologías cardiovasculares, como una “cardiomegalia”, es decir, un corazón aumentado que podrían haber contribuido a su muerte.