IMPACTANTE TRAGEDIA

Experiencias paranormales en el “Milagro de los Andes”

El canibalismo fue un proceso muy espiritual

Experiencias paranormales en el “Milagro de los Andes”

Foto: (Especiales)

Viral 04/02/2024 15:43 Yohanan Díaz Vargas Actualizada 15:43
 

La película ‘La Sociedad de la nieve’ ha revivido el interés social por la tragedia que tuvo lugar el 13 de octubre de 1972, cuando el avión 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló en la cordillera de los Andes.

El filme, dirigido por el español Juan Antonio Bayona, ya ha reunido a millones de espectadores tanto en la plataforma Netflix como en los cines, y ha conseguido dos nominaciones a los premios Oscar. 

Las nuevas generaciones han sufrido un gran impacto al conocer la historia de los 45 pasajeros de la aeronave, que partió desde Montevideo con destino a Santiago de Chile, pero que nunca pudo completar la travesía. 

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Viajaban en el avión jugadores del equipo de rugby “Old Christians Club” junto con familiares y amigos, cuando una tormenta afectó la visibilidad de los pilotos, que creyeron que ya habían pasado Curicó, Chile, y que podían iniciar el descenso, cuando en realidad faltaban unos 70 kilómetros para llegar a ese punto.

El impacto contra el glaciar 'Las Lágrimas' provocó la muerte de diez pasajeros y la pérdida de las alas y de la cola de la aeronave. 

La parte delantera del avión continuó deslizándose hasta acomodarse en la mitad de la nieve, y sirvió de refugio para los supervivientes. 

La primera noche tras el accidente fallecieron cuatro personas, y los siguientes días 12 más, quedando un total de 16 personas que consiguieron sobrevivir a la tragedia. 

Las autoridades buscaron los restos del avión durante varios días, pero el fuselaje blanco no pudo ser detectado debido a su mimetización con la nieve. 

El 21 de octubre de 1972 cancelaron la búsqueda y los supervivientes quedaron a su suerte. 

Sin alimento ni ropa abrigadora, tenían muy pocas posibilidades de salir adelante, pero gracias al consumo de carne de los cuerpos de los fallecidos, lograron sobrevivir hasta el lejano día del 21 de diciembre de 1972, jornada en la que lograron ser rescatados gracias a que dos de ellos, Roberto Canessa y Fernando Parrado, iniciaron una difícil y durísima travesía hacia lo desconocido, en busca de ayuda. 

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Foto: (Especial)

Si bien estos días se ha hablado largo y tendido del que es conocido como el “Milagro de los Andes”, poco se ha comentado sobre las experiencias paranormales que los propios supervivientes han afirmado que vivieron durante la tragedia. 

Para empezar, el vuelo tuvo lugar un viernes 13, fecha que algunos pasajeros, antes de partir, comentaban un tanto supersticiosos que no sería adecuada para viajar. 

Posteriormente, durante las semanas que sobrevivieron en la nieve, se produjo un alud que acabó con la vida de otros tantos compañeros. 

Los que pudieron superar el alud, como por ejemplo los propios Canessa y Parrado, han asegurado que mientras estaban sepultados por la nieve, sintiendo cómo sus vidas se iban apagando, percibieron una enorme paz. Que, en esos pocos segundos, vieron pasar su vida ante sus ojos y que experimentaron una paz impresionante, algo que jamás habían sentido. 

Además, añadieron que veían el avión desde lo alto, que habían salido de allí y contemplaban el panorama desde arriba, un testimonio clásico de lo que se conoce como “estar al otro lado”, la “puerta al más allá” o “experiencias cercanas a la muerte”. 

Ellos querían irse hacia esa paz infinita y vieron cómo los pocos que no estaban enterrados escarbaban en la nieve para sacar al resto y pensaron en regresar su espíritu a su cuerpo, para intentar salir del infierno de la montaña. Y así fue como volvieron a la vida. 

Lo relatado es, ni más ni menos, lo que ellos mismos han declarado en diferentes documentales a lo largo de los años. 

Comentaron también que, cuando desenterraron a otros compañeros que murieron en el alud, como Marcelo, este reflejaba una gran paz en su cara, lo que les hizo pensar que en esos momentos ya estaba sintiendo esa paz infinita que ellos habían sentido. 

Por último, indicaron que cuando lograron salir del avión y vieron que todo era nieve, blanco, sin restos del accidente, sintieron una especie de “purificación absoluta”. 

En esos momentos se reconciliaron con la montaña y, como si de un antiguo dios se tratase, en sus propias palabras, “nos pusimos en sus manos”.

El canibalismo fue un proceso muy espiritual

Con respecto a la práctica del canibalismo para sobrevivir, aunque fue una decisión que les costó mucho tomar, aseguran que lo hicieron como algo místico, sintiendo que esa comida era como la comunión de Cristo, que nos entregó su cuerpo y sangre para nuestra salvación.

Ese pensamiento fue el que les ayudó a ser capaces de comer los cuerpos de otras personas para sobrevivir y lo que desean es que la gente que ha conocido la historia recuerde que fue un proceso íntimo donde lo espiritual y el respeto estuvo presente, y que los propios compañeros que murieron días posteriores al accidente les pidieron a los supervivientes que consumieran sus cuerpos para lograr salir de allí. 

De hecho, cuando abandonaron los restos del avión, lo primero que pidieron fue ayudar a trasladar los restos y pertenencias de cada víctima, a las que tenían perfectamente identificadas, para entregarlos a sus familiares. 

Así mismo, los supervivientes han afirmado que rezaban diariamente El Rosario, y que esta práctica les fortalecía cada día y les animaba a seguir adelante.

En esos instantes, en palabras del superviviente Roberto Canessa, “sentía que era amigo de Dios”. 

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Foto: (Especial)

Canessa también afirma que siente que lo que les pasó fue un experimento de Dios y que hicieron cosas que “ni siquiera los animales son capaces de hacer”. 

Asimismo, a veces sentían que la montaña les hablaba y que aparecían puertas donde era imposible que las hubiera. 

Entre las primeras declaraciones que hicieron Canessa y Parrado, al ser rescatados, destaca el convencimiento de que sus compañeros fallecidos “ya están en el cielo”. 

Cada vez que han vuelto al lugar del accidente, en homenajes que se han realizado, han sentido un fuerte viento que ha sido interpretado por ellos como “la montaña hablando”. 

Además, aseguran que sienten muy fuerte la presencia de quienes murieron y que saben que ellos “han aprendido a ser espíritus y sabemos que están ahí, invisibles. Nos conversan al oído”, indicaron.

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