¡ALERTA!
Estos productos transgénicos son los que compras cotidianamente tal vez sin saberlo
La solución llegó mediante la transferencia del gen de quimosina a bacterias capaces de producir grandes cantidades de esta enzima
Foto: (Cuartoscuro)
Los cultivos genéticamente modificados (GMO por sus siglas en inglés) representan una oferta menos extendida de lo que muchos consumidores mexicanos piensan. En los supermercados, solo cinco productos frescos son transgénicos: maíz dulce o amarillo, calabaza, papaya, papa y manzana.
Para tranquilidad de muchos, la mayor parte de las frutas y verduras que encontramos en el supermercado no son GMO. Las sandías sin semilla, por ejemplo, no provienen de modificación genética, contrario a lo que muchos consumidores suponen.
Sin embargo, cereales y todo tipo de productos derivados del maíz, como frituras, tostadas y totopos, así como hamburguesas vegetarianas, sí contienen ingredientes transgénicos, al igual que aquellos derivados de la soya, el betabel y la canola que se utilizan en diversos productos procesados, principalmente distribuidos en supermercados y tiendas de conveniencia.
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Un dato poco conocido es que entre 80% y 90% del queso producido en Estados Unidos - y gran parte del que se consume en México - utiliza quimosina generada por bacterias modificadas genéticamente. Esta enzima resulta fundamental en el proceso de elaboración del queso.
Según la organización civil estadounidense Consumers Reports, la quimosina se extraía del cuarto estómago de rumiantes jóvenes, principalmente terneros destinados a la producción de carne, pero el aumento en la demanda de queso en la década de 1990 llevó a los científicos a buscar alternativas más sostenibles.
La solución llegó mediante la transferencia del gen de quimosina a bacterias capaces de producir grandes cantidades de esta enzima. El resultado es un producto más puro y consistente que el derivado de fuentes animales, además de ser más amigable con el medio ambiente.
En 2017, una investigación de Elena Álvarez-Buylla, la exdirectora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en la administración de Andrés Manuel López Obrador, encontró que 82% de los alimentos derivados de maíz (tortillas, tostadas, harina, cereales y botanas) disponibles en los supermercados contienen secuencias de maíz transgénico.
Y más: 9 de cada 10 tortillerías estudiadas en ese momento vendían tortillas con maíz transgénico.
¿Y ESTO ES MALO PARA LA SALUD?
Según datos de la agencia de Alimentos y Medicinas de los Estados Unidos, la FDA, los alimentos con organismos modificados genéticamente (OGM) son tan saludables y seguros para comer como sus contrapartes no OGM.
“Algunas plantas OGM han sido modificadas para mejorar su valor nutricional. Un ejemplo son los frijoles de soya OGM con aceites más saludables que pueden usarse para reemplazar los aceites que contienen grasas trans”, dice la agencia en su sitio web dedicado a la biotecnología agrícola.
Desde que se introdujeron los alimentos OGM en la década de 1990, las investigaciones recurrentes de la FDA han demostrado que son tan seguros como los alimentos no OGM. Además de que muestran que las plantas OGM que alimentan animales de granja son tan seguras como los alimentos para animales no OGM.
“Los humanos han usado formas tradicionales de modificar cultivos y animales para satisfacer sus necesidades y gustos durante más de 10,000 años. La reproducción cruzada, la reproducción selectiva y la reproducción por mutación son ejemplos de formas tradicionales de realizar estos cambios. Estos métodos de reproducción a menudo implican mezclar todos los genes de dos fuentes diferentes. Se utilizan para crear cultivos comunes como las variedades modernas de maíz y la sandía sin semillas”, describe el documentos de la FDA.
“La tecnología moderna ahora permite a los científicos utilizar la ingeniería genética para tomar solo un gen beneficioso, como la resistencia a los insectos o la tolerancia a la sequía, y transferirlo a una planta. Las razones para la modificación genética en la actualidad son similares a lo que eran hace miles de años: mayores rendimientos de los cultivos, menos pérdida de cultivos, mayor vida útil de almacenamiento, mejor apariencia, mejor nutrición o alguna combinación de estos rasgos”.