Para nadie es un secreto que la conquista, la Colonia, las invasiones de todo tipo en el territorio, saqueadores, ‘coleccionistas’ y muchos otros motivos han contribuido a que múltiples piezas y textos de las culturas de nuestro país se exhiban ahora en museos de otros lugares o aparezcan en otras partes del mundo.

El interés de extranjeros y hasta los conflictos que han marcado la historia del país han provocado la pérdida o el hallazgo en otros rumbos, de estos elementos fundamentales de la cultura mexicana.

En los últimos años, se han hecho numerosos rescates de piezas que se encontraban en el extranjero, regresándolas a lo que fue su lugar de origen o, al menos, a recintos locales para su resguardo.

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En la mayoría de los casos, la repatriación de estos objetos, algunos a continuación presentados, es complicada. Un ejemplo es el Penacho de Moctezuma, regalo que Hernán Cortés hizo al archiduque Fernando II de Habsburgo —se piensa que fue regalo de Moctezuma a Cortés en 1519—, el cual se encuentra en Viena, Austria, es un tesoro casi imposible de recuperar debido a la delicadeza de los materiales con los que está hecho, además de su natural deterioro después de 500 años de su hechura.

Recintos como el Museo Metropolitano de Nueva York, el Instituto de Arte de Chicago o el Museo Británico de Londres cuentan con algunas piezas que no esperamos ver pronto en nuestra nación. Registros oficiales han revelado que más de 9 mil piezas únicas están repartidas en diferentes museos del mundo, y aunque el gobierno mexicano los ha reclamado, en ningún país la entrega se ha concretado.

 

En septiembre de 2019, las autoridades de México en Francia comenzaron un proceso de denuncia contra la casa MIllon de subastas, en París, que procedería a vender alrededor de 120 piezas prehispánicas saqueadas en México.

 

Esta máscara de la cultura mixteca fue elaborada entre los siglos XV y XVI; está recubierta de jade y obsidiana y es una representación del dios Quetzalcóatl (la serpiente emplumada), una de las deidades principales de las culturas prehispánicas. La máscara en sí fue tallada en madera de cedro y utilizaron resina de pino como pegamento para culminar con la obra. Los dientes que se le pueden ver pegados fueron hechos de concha de caracol blanco, con resina de color rojo.

(Foto: Especiales)

 

EU Este documento es el primer registro que se conoce sobre las apariciones de la Virgen de Guadalupe al beato indígena Juan Diego en 1531. Está escrito en náhuatl y su traducción literal es “El gran suceso”, escrito por Luis Lasso de la Vega, vicario de la capilla del Tepeyac. Fue escrito por Antonio Valeriano y según decía el propio Lasso, de palabra del propio Juan Diego. Una copia del manuscrito que data de 1556 está en la Biblioteca Pública de Nueva York. Ha estado ahí desde 1880.

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(Foto: Especiales)

 

Se trata de uno de los regalos que el emperador Moctezuma dio a Hernán Cortés antes de la Conquista. De todas las piezas de arqueología prehispánica fuera de México, esta es, sin duda, la más conocida y la que menos probabilidades tiene de volver a tierras nacionales; aunque Austria acordó que el objeto sí pertenece a este país, el sacarlo de su actual recinto y trasladarlo podría destruirlo.

(Foto: Especiales)

 

Este manuscrito pictográfico es uno de los más reconocidos culturalmente como parte de la historia escrita de México, y según los historiadores fue hecho por sacerdotes aztecas antes de la conquista española. Actualmente está resguardado en la Biblioteca de la Asamblea Nacional en París. Su tamaño es de 14.2 metros de largo.

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(Foto: Especiales)

 

Este tesoro de la cultura mexica, Maquizcoatl, forma parte de una pieza fundamental en nuestra historia precolombina. Está hecha de madera de cedro, turquesa pura y concha espinosa. Data de entre los años 1400 y 1521 y se cree que estuvo en manos de Moctezuma II. Los mexicas consideraban a la serpiente como una criatura que conectaba al inframundo con el agua y el cielo. Era un símbolo de fertilidad y prosperidad.

(Foto: Especiales)

 

Esta pieza se halla en suelo estadounidense y hasta la fecha no hay acuerdo para que regrese a México. Es un objeto hecho en jade, perteneciente a la civilización maya. Fue hallado hace más de 100 años por el historiador y diplomático británico Edward Herbert, quien lo descubrió al sumergirse en uno de los cenotes del sureste del país.

(Foto: Especiales)

 

Se encuentra en la Biblioteca Medicea Laurenziana, se trata de un tesoro cultural escrito entre 1540 y 1585 por fray Bernardino de Sahagún en náhuatl, latín y castellano. Este documento llegó en 1588, según se sabe, a la familia de los Medici, que eran grandes benefactores de las artes en el Renacimiento. Se trata de una enciclopedia sobre la gente y la cultura del centro de México, así como sus hallazgos y tradiciones, compilada por el misionero franciscano.

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(Foto: Especiales)

 

Esta pieza es originaria de la cultura Tezcat y data del siglo XV. Se trata de una máscara hecha de turquesa que representa al señor del cielo y la tierra, el cual era considerado como una fuente de vida y el cuidador supremo del hombre y el poder.

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(Foto: Especiales)

Es un libro de 39 páginas de la cultura maya que data del siglo XII. Se sabe que es la copia de un texto original de unos 300 años más antiguo, se expone en el museo de la Biblioteca del estado sajón, y ha jugado un papel determinante para entender la escritura maya.

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(Foto: Especiales)

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