Partera de Ucrania relata violación por parte de 2 militares rusos

UCRANIA.- Con la voz quebrada por la emoción, Elena (su nombre fue modificado) intenta hablar a pesar de todo. Elegida por los soldados rusos por ser esposa de un militar ucraniano, fue violada por dos de ellos.

Entrevistada en Zaporiyia, esta mujer rubia espera un micro para unirse a sus cuatro hijos en Vinnytsia.

Desde el primer día de la invasión, los envió allá, lejos de su casa de la región de Jersón (sur), en primera línea ante el avance de los militares rusos.

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Su marido, que combate desde hace dos años a los separatistas prorrusos en el Donbás, fue enviado al frente y Elena se quedó sola para trasladar sus pertenencias. Pero a raíz de lo peligroso de ese trayecto, no logró encontrar un vehículo para vaciar su casa y fue entonces que se produjo la tragedia, la tarde del 3 de abril.

Hacia las 15:00 horas fue a un almacén. “Mientras hacía la fila, entraron militares rusos y empezaron a discutir con los clientes”, continúa.

“No entendía de qué hablaban, pero me di cuenta que uno de los habitantes me señalaba con el dedo diciendo ‘es una banderovka’”, recuerda Elena. El hombre se refería a personas que colaboraron con la Alemania nazi contra la Unión Soviética.

(Foto: Especial)

“Es por gente como ella que estalló esta guerra. Es la mujer de un militar”, agregó el hombre, según Elena.

“Vi que me observaban cuando salí rápido de la tienda. Apenas alcancé a llegar a casa, cuando los dos soldados entraron. No tuve tiempo de tomar el teléfono para pedir ayuda”, dice.

Sin decir palabra alguna, la amenazaron con una arma y la desvistieron, relata la joven con lágrimas.

“Casi no hablaban, solo se decían entre ellos ‘es tu turno’. Luego, partieron porque era su turno de montar guardia en su campamento”. Elena dice que no habló con nadie aún, ni siquiera con un médico o un psicólogo, y menos con su marido.

“Soy partera, me hice las primeras curaciones yo misma”, explica. “Encontraré todo lo que necesito una vez que llegue a mi destino. Solo quiero reencontrarme con mis hijos”, agrega.

Al ser consultada sobre su estado físico y psicológico, comienza a llorar nuevamente: “Me doy asco. No tengo más ganas de vivir”.

Elena confía en que Ucrania recuperará esos territorios ocupados por los soldados rusos.

“Y señalaré con el dedo a esos habitantes que me señalaron. Se los mostraré con el dedo a mi marido”, promete, sin revelar qué castigo estará, a su entender, a la altura del crimen que sufrió.

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