¿Por qué hay dos cardenales de Roma fungiendo como papas? Aquí te explicamos

La negativa de Benedicto XVI a continuar su papado, el 11 de febrero de 2013, pero manteniendo su rango de obispo emérito de Roma, ha generado un momento inédito en la cúpula de la Iglesia Católica: tener dos papas.

A diferencia de cualquier otro nombramiento en la jerarquía católica, ser papa no requiere de una ordenación especial. Ya se es obispo de Roma, algo que no cambia de estado al ser electo pontífice.

En el caso de Joseph Ratzinger, su cargo como obispo ha sido emérito desde hace casi una década, cuando decidió dejar las responsabilidades masivas y agotadoras de ser papa y volver al trabajo que más le gusta: estar entre libros y sus gatos para pensar la relación del hombre con dios, un trabajo que lo ha colocado como el mayor teólogo católico del último siglo.

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“Es como tener al abuelo en casa. Pero el abuelo sabio. En una familia el abuelo está en casa, es venerado, es amado, es escuchado. Él es un hombre de una prudencia, no se mete en otros asuntos”, ha dicho Francisco sobre su predecesor.

En una entrevista para Univisión, el papa Francisco habló sobre regular jurídicamente la figura de papa emérito y así evitar riesgos: “La misma historia va a obligar a regularizar más, porque la primera experiencia salió bastante bien, porque (Ratzinger) es un hombre santo y discreto y lo supo hacer bien. Pero para el futuro por ahí conviene delimitar más las cosas o explicitar más las cosas. Yo creo que puede ser el primer paso después de tantos siglos”.

Este comentario ha sido interpretado como un antecedente claro de la intención de Francisco de también renunciar al papado por agotamiento y sus cada vez más visibles dificultades para caminar por un problema de rodilla.

En julio pasado, los rumores sobre una posible renuncia se agudizaron debido a que canceló un viaje a África y otros eventos en Europa, lo que desconcertó a la feligresía y a la burocracia del Vaticano.

En esa misma entrevista con la cadena latina de Estados Unidos, el papa Francisco deja abierta la posibilidad de también convertirse en obispo emérito de Roma, evitar las responsabilidades del papado y, a diferencia de Ratzinger, ponerse al frente de alguna iglesia de Roma para trabajar de cerca con la gente, en el barrio, no en las bibliotecas.

“Realmente en este momento no siento que el Señor me lo pida. Cuando sienta que me lo pida, sí”, respondió a los periodistas de Univisión ante la pregunta de su posible renuncia.

La muerte de Ratzinger le facilitaría al religioso argentino tomar la decisión y evitar que hubiera tres papas, no dos como ha ocurrido desde hace 9 años, una situación inédita que pondría en una nueva crisis de fundamentos a la Iglesia Católica.

La más reciente renuncia de un papa ocurrió en 1294. Pietro da Morrone fue elevado al rango de Papa con el nombre de Celestino V cuando los cardenales no pudieron ponerse de acuerdo con ningún otro candidato. Sin embargo, Celestino V renunció después de tan solo seis meses en el cargo para regresar a su condición de ermitaño.

Sin embargo, quien los sucedió, Bonifacio VIII, decidió encerrarlo en un castillo por el resto de su vida, temiendo que se volviera una figura aglutinadora de oposición.