Así estuvo el concierto de U2 en el Foro Sol, día de sorpresas

"No hay mal que por bien no venga", expresó Bono en español a más de 65 mil personas en el segundo concierto que U2 dio en el Foro Sol.

Esta conocida frase, que el cantante lanzó luego de abrir en seco con las espectaculares 'Sunday Bloody Sunday' y 'New Year's Day' toma un significado mayúsculo pues el país está dolido, sigue de luto tras los recientes sismos atroces.

Entonces los irlandeses acarician a los mexicanos con las hojas de su oda 'The Joshua Tree', con la música como remanso porque para eso también sirve la música en tiempos de desgracia: para abrazar a los que necesitan de un abrazo, para abrazar a los que claman esperanza, una canción de alivio, una oración.

Es cierto, Bono ha sido juzgado por sus acciones de tono filantrópico, por posar para la foto con presidentes y magnates de dudosa procedencia, por su discurso de supuesto doble rostro y oportunismo. Sin embargo el frontman ahí sigue de pie, debajo de su enorme árbol y con el micrófono en la mano departiendo mensajes que invitan a la paz, a la unión, a la reconstrucción.

Bono lo hace de la forma que sabe y como está acostumbrado: con una producción monstruosa detrás de él y bien secundado por sus siempre precisos compañeros de viaje: The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr.

La noche del miércoles es la segunda y última presentación de U2 en México al menos de la gira treintañera del 'The Joshua Tree'. Un día antes, en el primer show, la banda sorprendió a los mexicanos pues hizo que se entonara el ‘Cielito lindo’; más de 60 mil gargantas cantaron esa pieza que tanto sentimiento genera dentro y fuera del país. Un día antes, se proyectó en la inmensa pantalla los rostros de mujeres que han luchado desde su trinchera por un mejor planeta: no faltó Frida Kahlo, Salma Hayek o la polémica Carmen Aristegui.

Por ello, y en gran medida gracias a las redes sociales que todo lo informan, la gente ya sabía de qué trataba la película; el segundo concierto de U2 en México se torna predecible, la gente ya sabe el discurso que emitirá Bono, ya conoce el set list, ya vaticina los encantos que devendrán en el espectáculo.

El segundo concierto, dividido también en tres bloques, pierde entonces un poco de encanto. Sin embargo los presentes se dejan llevar por esa película que ya conocen pero que quieren vivir en carne propia, que desean protagonizar. Se dejan seducir por un arranque íntimo en el que los músicos se pasean por un largo escenario que los acerca más a la gente y con cuatro hits infalibles: los dos ya mencionados así como ‘Bad’ y ‘Pride’.

De pronto, la pantalla se pinta completamente de rojo y aumenta el asombro, el cuarteto se abraza emotivamente en el centro del escenario con el árbol de fondo, toman sus posiciones e interpretan completamente el quinto plato del grupo, 'The Joshua Tree’, el cual emociona al público con sus tres cortes iniciales, ‘Where the Streets Have No Name’, ‘I Still Haven’t Found What I’m Looking For’ y ‘With or Without You’, pero los ánimos comienzan a caer conforme avanza el álbum.

“Muchas gracias México, estamos con ustedes”, dijo Bono en un par de ocasiones, quien envió diversos mensajes pacifistas tanto en su discurso como en la serie de imágenes proyectadas en la larga pantalla de unos 60 metros de ancho.

Si bien los ánimos habían caído un tanto, el bloque final compuesto por puros clásicos volvió a subir el tono y la adrenalina. U2 fue de la emotiva ‘Beautiful Day’ a la festiva ‘Elevation’; de la dinámica ’Vertigo’ (con el infaltable: “¡1,2,3… 14!”) a la sensible ‘One’, que la banda dedicó a las personas que en recientes días han vivido días en verdad aterradores.

Al final de la noche, el espectáculo debe de continuar. Los conciertos de U2 en el país, que son los primeros realmente masivos después del sismo del pasado 19 de septiembre, sirven para volver a una nueva realidad, y sí, quizá también sirvan como consuelo en estos tiempos tan duros por los que pasa el país.