Elvis a cuatro décadas de su adiós sigue siendo 'El Rey'

Se espera que pase por Memphis más de medio millón de nostálgicos a llorarlo como en un velorio, ante su tumba, en su mansión de Graceland, un espléndido edificio con su columnata sureña en la puerta de entrada y su amplio jardín sombrío, en la cima de una leve loma al borde del Boulevard Elvis Presley.

Allí encontraron, el 16 de agosto de 1977, al mito en estado inconsciente. Lo trasladaron al hospital, donde se certificó la muerte del cantante más querido de Estados Unidos. Dictamen médico: infarto cardiaco.

Trasfondo: un estrepitoso derrumbe personal alimentado por su adicción a la comida y los tranquilizantes. Aquel mismo día, miles de fans corrieron a Graceland a darle el adiós.

Muerto, sigue siendo el rey. La revista Forbes prevé que el impulso del aniversario 40, con la reedición de su triple álbum The 50 Greatest Hits, lo coloque en el número uno de la lista de Celebridades Muertas con Mayores Ganancias, superando los 27 millones de dólares que produjo su legado musical en 2016.

Aprovechando la efeméride, se subasta en eBay el piano Knabe blanco que Elvis compró en 1957 y que había sido tocado en los años 30 por Duke Ellington.

Se calcula que el precio de venta del instrumento-reliquia oscilará entre 2.5 y 5 millones de dólares.

Por Graceland y su entorno pululan miles de sus adoradores. Un alemán de 1.95 metros caracterizado de Elvis se hace fotos sin parar con mujeres; sobre todo, jubiladas, las que amaron al ídolo de pelvis movediza cuando eran chicas americanas de bien a las que su blanca sociedad puritana les ordenaba taparse los ojos para no ser poseídas por la lujuria.