En entrevista para El GRÁFICO, el maestro soplador asegura que su actividad es muy difícil crear esferas, ya que para dominar la técnica se necesita ser perseverante
Fue en la década de los 60, cuando Joaquín Muñoz y su esposa, recién llegados de Chicago, Estados Unidos, decidieron abrir un pequeño taller de esferas de vidrio soplado