Mientras que la reforma energética, aprobada a todo vapor, fue recibida con beneplácito en Estados Unidos y Gran Bretaña, en México generó una enorme preocupación en la mayoría de su población.
Para la élite tecnócrata que alimenta la traición a la patria, el petróleo es cuestión de números y no de mitos. Para ésta, la soberanía es un concepto caduco, lo que importa es formar parte del jugoso negocio.