Están por doquier, listos para enseñar cuando uno lo necesita. Me refiero a los maestros, pero no sólo a los que enseñan en las escuelas, que una gran labor hacen al transmitir valores, ideas y actitudes positivas. Se trata de las personas que día tras día, a cada momento hacen algo de lo cual podemos aprender. No necesitan hablar. Aprendemos sólo por ver cómo actúan. En ocasiones el encuentro dura sólo unos minutos, pero es suficiente para encontrar un aprendizaje significativo que puede durar toda una vida.