CHILANGOS O CIRINEOS. Cuando los capitalinos habían conseguido exitosamente darle un giro al peyorativo “chilango”, convirtiéndolo en un gentilicio hipocorístico aceptado, que hasta le da nombre a una revista, al regresar de sus vacaciones sabrán que hay una cruz que tendrán que cargar más allá de Semana Santa, convirtiéndolos en cirineos contemporáneos.