Ya no quiero un lanzallamas, ni un libro de poemas para leer en voz alta mientras prendo fuego a todo lo que me ha dado más tristezas que momentos buenos. Hoy quiero enclaustrarme en mis silencios.
Quién no querría una mujer que lea desnuda a Jaime Sabines, que acaricie con la constelación de su mirada, que te salve de saltar al vacío cualquier madrugada.
Un boing de triangulito o un frutsi congelado. Los amigos sonriendo. Un balón rumbo a la portería. La niña linda que te observa. Era el receso perfecto en la niñez.
"Cuando naces con la suerte al revés, no hay poder humano ni golpe del destino o ayuda divina que te eche una mano. Cuando naces entre paredes sombrías, escasean los motivos para apreciar el alba"
"Juré no llamarte en las madrugadas, ni quedarme en silencio al otro lado del teléfono. Me juré no extrañarte demasiado, pero hasta en eso he fallado. Juré serte leal hasta con el pensamiento, pero la mente me está traicionando y empiezo a serte infiel con tu recuerdo”.