Mi alma es este papel estraza en el que envolveré el karma de pensarte desnuda en otros brazos. Mi corazón está compuesto de rencor y amargura espesa
Los tristes, los melancólicos, los que nos cruzamos en los semáforos, ya no queremos sentir ese cuervo picoteando el corazón todo el tiempo
Yo no sé qué maldito brebaje me han dado, que no puedo quedarme callado, que todos los besos me roban el sueño, que me conmueve la desgracia ajena, que me enamoro poco y me desvelo más de la cuenta
Recuerdo a mi padre muy poco: con su barba descuidada y la mirada turbia, como si fuera esclavo de alguna resaca
Cuando los besos sólo sepan a licor y decepción... no habrá conjuros ni terapias de pareja que sirvan para un carajo
Somos los que vivimos al día, los que cenamos atún con galletas saladas; somos los que aún compramos en abonos y nos movemos en Metro
Seguro te fuiste antes de tiempo porque Dios andaba distraído o tramitando su pensión
Hay miradas vacuas, gélidas, indescifrables, que no dicen nada. Y también hay miradas que dicen todo o gritan auxilio
Hubo un tiempo en que me besabas como si en ello hubiera alquimia, la fórmula para conservarte bella, la magia que te rejuvenecía
Escribo estas líneas con dedos titubeantes, con la tristeza en la ventana, intentando recordar la sonrisa de los que se han ido.