Terminada la luna de miel con la sociedad, el presidente López Obrador viajó el fin de semana a su natal Tabasco y así le fue. En el aeropuerto de Villahermosa, fue recibido entre acarreados y reclamos de los desencantados porque no se han condonado adeudos con la CFE.

El abucheo es una estrategia utilizada por el gobierno de AMLO para amedrentar a gobernadores, principalmente los de oposición han tenido que darse este amargo baño de pueblo. 

Dice el refrán que “quien siembra vientos, cosecha tempestades”. Ayer, los abucheos fueron para AMLO en Macuspana, luego de que integrantes de la comunidad chontal sacaron de sus casillas al Presidente, porque los recursos de los programas sociales no han llegado al pueblo que vio nacer al inquilino de Palacio Nacional y los recibos de la CFE llegan más caros que antes. 

“¿A mí también me van a gritar?”, así arrancó AMLO su discurso, luego se refirió a la rechifla como “politiquería”, “grilla”. Y cómo no, si ahora le tocó a él. Echó en cara a los asistentes haber aplaudido hace 10 años a otros candidatos. Se ufanó de haber aumentado la pensión a adultos mayores. La gente se tranquilizó, pero no por mucho tiempo.

“Miren, ahí están los gritos”, desesperado ante la rechifla, AMLO amenazó con dar por terminado el evento unos minutos después de iniciada su intervención, antes le tocó a su primo, el gobernador Adán Augusto López y, previamente, a Francisco García Ríos, autoridad tradicional de Villa Benito Juárez Macuspana, al que recibieron con gritos de “fuera, fuera”. 

Los chontales enojados superaron en rechiflas a los matraqueros de camisa guinda, encargados de secundar con aplausos el mensaje oficial. La plaza pública cayó encima del falso profeta y en su propia tierra. 

@leoagusto