Al tiempo que las jacarandas en flor embellecen el paisaje gris, compuesto por concreto y smog, mujeres en todo el país no se moverán hoy. El 9 de marzo de 2020 será una fecha que quedará tatuada en la historia de México. Ayer, el hartazgo tomó las calles de la Ciudad de México, de municipios como Neza y de no pocas ciudades del país.

Desde el sábado, comenzó a aumentar la temperatura del nuevo feminismo mexicano. La fuente de La Minerva, en Guadalajara, amaneció teñida de rojo. También la fuente de la Diana Cazadora mostró el color de esa sangre derramada que el gobierno se niega a ver. 

Los principales reclamos en materia de equidad de género al gobierno de López Obrador son: los feminicidios y el desdén a los reclamos de las mujeres por la persistencia de la impunidad, además de la descalificación de la causa al alegar que son manipuladas por los “conservadores”. También las mujeres han quedado desprotegidas al cerrar las estancias infantiles y los refugios para mujeres víctimas de violencia. El recorte presupuestal en programas de salud para la mujer ha sido factor de descontento con la 4T.

La violencia contra la mujer es un problema mundial, no se trata de un acto de conspiración contra el gobierno de AMLO. Y aunque muchos oportunistas han tratado de montarse en el movimiento feminista, en el pasado no fueron aliados, sino promotores de la violencia contra las mujeres. Hoy, México necesita una Secretaría de la Mujer que atienda de manera integral y transversal la crisis de la violencia familiar, los feminicidios y la falta de equidad en el acceso a la salud, al trabajo, a la cultura y a la justicia; enfrentar la realidad y esconderla con sabotajes desde el poder contra un movimiento horizontal con más de mil cabezas y que aporta tanto al desarrollo de México. 

@LeoAgusto